Ratatouille, Brad Bird cocina en su punto un cuento universal

Una comedia original que narra la historia de una amistad absolutamente inimaginable

Ratatouille (2007)
Ratatouille (2007)

Ratatouille, Brad Bird cocina en su punto un cuento universal

La película cuenta la historia de una jovencísima rata llamada Remy dispuesta a abandonar su antigua vida -que consiste en rebuscar en la basura algo comestible- y dedicarse a la cocina. Esto le lleva a un mundo en el que puede dar rienda suelta a su talento pero que al mismo tiempo encierra peligros de todo tipo. Remy aprovecha la única oportunidad que tiene y aterriza en la cocina de un restaurante de cinco estrellas que tiene problemas. Allí hará amistad con el pinche del restaurante y juntos diseñarán un inteligente plan para consguir el sueño de sus vidas…

“¡Siempre he creído que si trabajo duro y tengo un poco de suerte, antes o después alguien lo descubrirá!” (Remy, protagonista de «Ratatouille»)

De la mano del director Brad Bird (El gigante de hierro), y de Pixar Animation Studios llega Ratatouille (Ra.ta.tui), una comedia original que narra la historia de una amistad absolutamente inimaginable. La rata protagonista se llama Remy y se atreve a soñar con el sueño imposible de convertirse en un chef de primera fila en un restaurante francés de cinco estrellas.  Con la ayuda de Linguini, el joven pinche, esta singular pareja rompe todos los esquemas y acaba convirtiéndose en el chef más importante de París.

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Desde que nació, Remy ha sido bendecido con un olfato prodigioso y con un sueño poco habitual en una rata: trabajar en la cocina de un restaurante de lujo. Remy tendrá que superar el enorme problema de abrirse camino en una profesión que odia a los roedores, sin olvidarnos de las necesidades vitales de su familia. Pero las fantasías de Remy están rebosan de flambés y sautés. Pero cuando Remy aterriza casi literalmente en el restaurante parisino de su héroe gastronómico, Auguste Gusteau –cuyo lema era “todo el mundo puede cocinar”, no tarda en comprender que la cocina es un lugar espantosamente peligroso para alguien que con bigotes y un rabo…

En muchas ocasiones, Pixar ha transportado al público a un mundo de aventuras totalmente original poblado de los personajes más asombrosos e inolvidables del cine.  Desde juguetes que toman vida (Toy Story. Juguetes y Toy Story 2. Los Juguetes vuelven a la carga), a un grupo de monstruos aterrorizados por una niña que se adentra en su mundo (Monstruos S.A.), pasando por un pez diminuto perdido en el inmenso océano (Buscando a Nemo), superhéroes intentando vivir en la periferia de la ciudad (Los Increíbles), hasta un coche de carreras perdido en la Ruta 66 (Cars), este estudio de animación de última generación nos ha hecho disfrutar con unas fantásticas historias que cautivan la vista y el corazón.

Este verano, con Ratatouille (Ra.ta.tui), esa tradición narradora se atreve a dar un paso de gigante y nos presenta una historia divertidísima que raya en lo inverosímil que además está repleta de acción. Entre peligros y situaciones rocambolescas, la película también aborda temas universales como son los lazos de amistad y la lealtad; la batalla que libramos todos contra lo que espera de nosotros la familia y lo que queremos ser en realidad; y sobre todo, la importancia de ser fiel a uno mismo, incluso cuando te conviertes en alguien que nadie imaginaba.

Brad Bird, el director de la película afirma: «Creo que todos tenemos sueños imposibles y que hacemos lo que podemos para hacerlos realidad. Pero el sueño de Remy es sin lugar a dudas el más descabellado de todos”. Para Bird, Ratatouille era una oportunidad de poner en escena una especie de comedia física tipo Buster Keaton o Max Sennett, repleta de destellos, saltos, persecuciones y giros inesperados — pero que también esta imbuida con el espíritu de personajes con personalidades muy fuertes que luchan a brazo partido con la adversidad.

A Bird le fascinaba poder dotar a la película de giros y cambios descabellados, que van del suspense más terrorífico a la comedia desternillante, de navegar por las aguas bravas de la intrincada red de alcantarillas de París a la olla a presión que es un restaurante que sirve la cena con un crítico gastronómico a bordo. “Una de las cualidades de Ratatouille es que nunca se sabe lo que va a suceder”, afirma Bird.

A pesar de que los roedores han hecho una brillante carrera en el mundo de la animación, desde el mismísmo Mickey Mouse, las ratas suelen hacer de malos y en muy escasas ocasiones hacen el papel de héroes. Pero Remy se las arregla para romper con todos los tabúes y hacerse casi invisible dentro de la cocina, escapando por los pelos, mientras crea platos que se convierten en éxitos arrolladores. Demuestra su valor al utilizar una de las cualidades más humanas y maravillosas de su especie: su capacidad de adentrarse en un mundo mucho más grande que ellos sirviéndose de los métodos más imaginativos, que incluyen formar equipo con Linguini que causará estragos en la cocina.

Sin embargo, los logros tecnológicos de la película siempre están al servicio de un cuento cada vez más audaz y desternillante que ensalza los retos que conlleva ser leal con los amigos, con la familia y buscar la felicidad en la vida. Bird espera que la película transporte al público a un mundo en el que pueden relajarse completamente pero en el que se identifican con las aspiraciones de Remy que intenta desesperadamente salvarse a sí mismo y a sus nuevos amigos del Restaurante Gusteau’s.  Bird lo resume así: “Si logras que el público crea en algo que es absolutamente inverosímil, entonces habrás comprendido la verdadera magia del cine”.

Ratatouille: entrevista a los creadores

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