Historias de San Valentín

Historias de San Valentín: Saltar o no saltar, esa es la cuestión

Kelvin (Jaime Foxx) tiene que realizar un reportaje sobre algo en lo que no cree: el día de San Valentín. En su trabajo irá descubriendo historias de amor entrecruzadas.

Con este inicio el director consigue un inteligente distanciamiento con algo tan comercial y muchas veces tan cursi como es el día de San Valentín. Un distanciamiento que lógicamente va desapareciendo a lo largo de la película con historias que buscan conmover; a veces con acierto, y casi siempre con diálogos amenos e ingeniosos que hacen que la cinta tenga un buen ritmo.

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Garry Marshall (que desde Pretty Woman ha encadenado comedias muy inferiores como Novia a la fuga o Princesa por sorpresa) realiza su segunda mejor película acertando en el casting y en la dirección de actores. Asthon Kutcher o la mismísima Shirley McLaine necesitan ser dirigidos para no caer en la sobreactuación. Y Marshall no ha escurrido el bulto.

Con todo lo dicho uno podría pensar que se trata de una gran comedia. Y no lo es. Es una de 2 estrellas y media o de 3, si tienes el día. Entretenida, pero sin llegar al nivel de las mejores de las últimos años (Notting Hill, (500) días juntos, Tú la letra, yo la música). Principalmente porque al intentar contentar a todos, el director y la guionista no se atreven a dar el salto al vacío que sí se atrevieron a dar películas como Up in the air.

De esta manera, todo el lado oscuro de la relaciones amorosas (la soledad tras la pérdida, la infidelidad, el sexo compulsivo y vacío) queda envuelto en un celofán rosa bastante tramposo. Es ahí donde Historias de San Valentín pierde la credibilidad, el ingenio y la profundidad que sólo aparece momentáneamente: el descubrimiento de una infidelidad del pasado definida con una frase brillante («la verdad que hace que todo lo demás parezca mentira»), los diálogos entre Julia Roberts y Bradley Cooper y algunos tramos de la relación entre Kutcher y Jennifer Garner.

Lo mejor: Casi todos los actores.

Lo peor: Los forzados happy end de algunas historias… y Taylor Lautner.