Jane Eyre: Clasicismo gótico en tiempos de Crepúsculo

Jane Eyre: Tras más de 25 versiones, un director casi novel nos trae la mejor adaptación de Jane Eyre para la pantalla grande hasta la fecha, asistido por unos espléndidos Wasikowska y Fassbender.

Cabe preguntarse hasta qué punto puede ser interesante y relevante el estreno de una nueva adaptación cinematográfica de la célebre novela de Charlotte Brontë en 2011, cuando ésta ya ha sido versionada en más de 25 ocasiones para el cine y la televi­sión. La respuesta es que la nueva Jane Eyre no puede llegar en el momento más ade­cuado. Y no sólo porque quizá sea la tras­lación más notable que se ha hecho de la novela para la pantalla grande, lo que ya es decir mucho dado que anteriores adaptacio­nes habían sido dirigidas y protagonizadas por pesos pesados de todas las épocas de la talla de Robert Stevenson, Franco Ze­ffirelli, Orson Welles, Joan Fontaine, Eli­zabeth Taylor, George C. Scott, Wi­lliam Hurt o Charlotte Gainsbourg. Lo que la hace verdaderamente destacable, sin em­bargo, es su espléndida reivindicación del espíritu de la mejor literatura gótica, es­trenándose además casi al mismo tiempo que la primera parte del final de la saga Cre­pús­culo. La fuerza y alcance moral que despren­de la relación y atracción entre Jane (Mia Wasikowska) y Rochester (Michael Fass­bender) en esta película (recordemos, ella de belleza delicada y virginal, y él, ame­nazador y poseedor de oscuros secretos) deja a la de sus “imitadores” Edward y Be­lla en pañales.

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La historia es de sobras conocida, pero pa­ra los que no estén familiarizados con ella cuenta la vida de Jane Eyre, una joven in­glesa que, tras una dura infancia, entra a tra­bajar como empleada en una mansión en la campiña propiedad de Edward Rochester, un hombre adinerado de semblante frío y aris­co, bastante mayor que ella. La relación en­tre señor y empleada se acaba tornando en un romance apasionado y destructivo.

Jane Eyre (2011), de Cary Fukunaga
Jane Eyre (2011), de Cary Fukunaga

La nueva adaptación corre a cargo de Cary Fukunaga (Oakland, 1977), un joven rea­lizador californiano cuyo único trabajo no­torio previo es Sin nombre (2009), una de­soladora y conseguida vuelta de tuerca al mun­do de los emigrantes hispanos que buscan un futuro mejor en Estados Unidos. El plan­teamiento de Fukunaga y su guionista, Moira Buffini (Tamara Drewe), no es ha­cer una actualización radical de la novela, sino alterar ligeramente su estructura con recursos como el flashback y el flashfor­ward para enriquecer el personaje de Jane y, sobre todo, como decía antes, potenciar los elementos góticos de la misma con gran acier­to. La película tiene temperamento y re­levancia, pero sin perder elegancia y clasi­cismo. Todo un logro.

Los personajes principales son probablemen­te los que más se acercan a los de la no­ve­la de todas las adaptaciones realizadas. Bue­na parte de culpa de ello tienen las inter­pretaciones de Wasikowska (Alicia en el país de las maravillas), aportando a Jane la jus­ta combinación de inocencia, idealismo, fuer­za moral e individualismo, y Fassben­der (X-Men: Primera generación), un Ro­ches­ter oscuro, como debe ser, pero a la vez ca­ris­mático y no del todo detestable. Son dos de los actores de moda del momento y aquí de­muestran por qué. La guinda del pas­tel la po­ne una vez más la música de Dario Ma­ria­nelli (Expiación), experto en po­nerle la ban­da sonora adecuada a cualquier historia in­glesa de época que se precie.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Adriano Goldman
  • Montaje: Melanie Oliver
  • Música: Dario Marianelli
  • País: EE.UU./Reino Unido
  • Año: 2011
  • Duración: 120 m.
  • Público adecuado: +16 años
  • Distribuidora: A Contracorriente
  • Estreno: 2.12.2011

Jane Eyre

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