State & Main: El colmillo de Mamet

State & Main (Un cruce de calles) recuerda mucho a La cortina de humo, la divertida parábola de Levinson (guión de Mamet) sobre una guerra inventada para tapar un escándalo sexual del Presidente de los EE.UU. En esta ocasión, Mamet le da un divertido y ácido repaso al cotarro cinematográfico hollywoodiense. Lo llamativo, lo inteligente, no es que Mamet haya elegido este tema, sin duda bastante trillado. Lo interesante es el punto de vista, los hábiles recursos de Mamet para ensanchar la vía satírica de un enredo enloquecido en torno al accidentado rodaje de una película de gran presupuesto en una pequeña población de la América rural. Mamet sabe construir ambientes, y en esta película nos abre un mueble bar que tiene todas las tonterías y excentricidades habituales en la coctelera del famoseo de la gran pantalla. Al igual que en anteriores películas, Mamet camina con paso seguro por la frontera de la farsa, internándose en ella por momentos, y salvaguardando siempre la credibilidad de los excéntricos protagonistas del circo cinematográfico.

Novelista, guionista, dramaturgo, ensayista, poeta, iconoclasta, David Mamet (Chicago, 1947) se ha ganado un lugar de privilegio entre los escasos grandes de la escritura cinematográfica contemporánea norteamericana. Los ulectores de sus gamberros libros sobre la cocina cinematográfica (On directing films, Una profesión de putas) habrán encontrado en ellos altas concentraciones de inteligente agudeza, avalados por el oficio de quien ha servido platos como Los intocables de Eliot Ness, El caso Winslow y Vanya en la calle 42.

Mamet nos demuestra con State & Main que es uno de los pocos guionistas con verdadera gracia desde las memorables Charada y Dos en la carretera del gran Stanley Donen. La puesta en escena de bastantes diálogos chispeantes de State & Main tiene reflejos del tempo cómico de Primera Plana de Wilder. Mamet, a golpe de planificación y montaje, crea algunas situaciones de humor visual verdaderamente divertidas, que beben de los grandes maestros y te hacen redescubrir un cine que no levanta cabeza desde hace varios decenios. En este sentido, el acierto de Mamet en la siembra de artefactos de humor retardado (el semáforo, la cena en casa del alcalde, la vidriera del parque de bomberos), se emparenta con el delicioso Bogdanovitch de ¿Qué me pasa doctor?

Es de suponer, que, para los actores, un texto así debe ser una auténtica fiesta. Parecen agradecerlo porque están soberbios. En este sentido, hay que agradecerle a Mamet un ejercicio de contención en la dirección de los intérpretes, que prefiere la risa moderada a la carcajada. Los trabajos (aviso que en la V.O. te ríes el doble) de Sarah Jessica Parker (la voluble actriz protagonista) y Rebecca Pidgeon (la mujer de Mamet, dando vida a una librera amante del teatro), de Macy (el baqueteado director) y Hoffman (el tímido guionista) son sencillamente deliciosos.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Oliver Stapleton
  • Música: Theodore Shapiro
  • Montaje: Barbara Tulliver 
  • País: EE.UU.
  • Año: 2000
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