2001: La odisea del cine

Basallo ha escrito un libro muy combativo, en el que salta a la vista que es muy buen periodista

Peter O'Toole en Lawrence de Arabia
Peter O'Toole en Lawrence de Arabia

2001: La odisea del cine

En La ventana indiscreta (A. Hitchkock, 1954), la enfermera Thelma Ritter le dice al escayolado James Stewart: «Nos hemos convertido en un raza de mirones». La mirada del periodista y profesor universitario Alfonso Basallo (Zaragoza, 1957) se recrea en el primer siglo de cine que se nos acaba de ir. Basallo ha escrito un libro muy combativo, en el que salta a la vista que es muy buen periodista (trabaja en el diario El Mundo, en el que está desde su fundación, habiendo sido jefe de opinión, editorialista y responsable de no-ficción del suplemento La esfera de los libros y coordinador de El Reportaje de la Historia). Por otra parte, Basallo da clases en una Facultad de Comunicación (San Pablo-CEU de Madrid) y parece habituado a las exposiciones sistemáticas. Con frecuencia, libros similares a éste repelen por una tendencia al juicio impresionista, apresurado y visceral, que nace de un paladar estragado por falta de contexto y exceso de sala oscura. Pero se da la circunstancia de que Basallo tiene la luz encendida, ha leído mucho, es hombre de vasta cultura y de una escritura muy reflexiva, llena de matices. El lector encuentra en 2001 un sumario de enorme sutileza dotado de una rara virtud en obras de este género: la capacidad de trascender, transitando en doble sentido de lo particular a lo universal.

En la introducción Basallo enseña sus cartas, quizás por la confianza que tiene en la mano que va a jugar. Una mano rotunda que tiene un aire de juego decididamente provocador, que ansía la polémica de altura. Este libro jamás recurre al cómodo me gusta-no me gusta porque yo soy yo y digo lo que me viene en gana. Basallo juega a la decadencia del séptimo arte, y lo hace con un análisis que, en ocasiones, puede ser discutible, pero nunca superficial, falto de argumentación. Para rubricar las palabras inequívocas de Paul Schrader, guionista habitual de Scorsese («El cine se acaba, pronto será sólo historia. Ha llegado al final de su edad de oro»), Basallo dispone un análisis sombrío de una sutileza nada frecuente sobre la suerte lamentable de dos de los motivos argumentales más típicos de la Historia del Cine: la épica y el amor. En el devenir de las tres décadas finales del siglo XX, Basallo contempla la degeneración en violencia y estruendo de la épica de películas como Lawrence de Arabia (D. Lean, 1962), y el sexo ocupando el espacio colonizado por el amor en películas paradigmáticas como Sabrina (W. Wilder, 1954). Los tres listados «abiertos y desbloqueados» que se ofrecen como epílogo permiten un acercamiento enormemente preciso al corazón del canon cinematográfico, en 130 títulos acompañados de una incisiva y breve fundamentación en la que brilla una capacidad analítica poco común.

Basallo puede ser injusto en ocasiones, pero nunca lo es de modo cerril y visceral. Sus argumentos tienen una capacidad de convicción que se apoya en una mirada llena de inteligencia y de amor por el cine. «Hay muchas películas, pero poco cine. Es preciso reinventarlo», Bertolucci dixit. «Si se quiere sacar al séptimo arte de la postración, es preciso que el público recupere la capacidad de asombro, y los creadores la capacidad de mirar». «Los clásicos primitivos -escribe Basallo– parecían reinventar el mundo, al conjuro de la luz y del encuadre. Su arte poseía una frescura inefable que retrotraía al espectador a los días del Paraíso, cuando Adán nombraba a los animales y a las cosas, captando dierectamente su esencia». Libros valientes hacen falta, como el de Basallo, para poner límites a tanta mitomanía simplona y apresurada.

2001: La odisea del cine

2001: La odisea del cine
Alfonso Basallo
DeAPlaneta, 2000
214 páginas

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